La estancia en prisión, además de la privación de libertad, supone una limitación importante de la autonomía, dado que conlleva la pérdida de las costumbres de autoorganización y planificación del propio tiempo, dificulta la planificación a medio y largo plazo de la propia vida, empobrece la perspectiva sobre la vida real fuera de la prisión y dificulta la creación y el mantenimiento de redes sociales de apoyo.
En el caso de las madres reclusas, la estancia en prisión supone la dificultad en el cuidado y establecimiento de unas relaciones de afectividad de calidad con las hijas y/o hijos.
La prostitución no es una expresión de libertad sexual de la mujer, sino que tiene que ver con la violencia, la marginación, la dificultad económica y la cultura sexista y patriarcal. Los derechos de ciudadanía universal que nuestra sociedad promueve están vedados para las mujeres prostituidas. El acceso a recursos económicos, culturales y sociales se ve mermado para este sector de la población, al formar parte de los circuitos informales de la economía.
Se dispone de escasos datos sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual. La mayor parte de las estimaciones se hacen basándose en el número de mujeres prostituidas.
El Plan Integral de Lucha contra la Trata de Seres Humanos con fines de explotación sexual incluye diversas medidas específicas para abordar este problema.
Guía de Sensibilización sobre la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual “El viaje de Laia (área de descargas)
Esta guía constituye un material didáctico pensado y recomendado para trabajar con el alumnado de los cursos de 4º de secundaria y bachillerato.
Con esta publicación se pretende que en los centros educativos se pueda tratar una realidad que es necesario afrontar, puesto que constituye uno de los problemas que están presentes en nuestra sociedad y requieren soluciones urgentes. Una de las manifestaciones de este problema es la proliferación de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
La historia de Laia es la historia de una niña que es engañada para viajar a un lugar muy distante de su país y de su casa, con la promesa de que allí verá realizados todos sus sueños. Un lugar en el que nada más llegar perderá su nombre, su identidad, su libertad…
A través de esta historia, se les plantea a los alumnos y alumnas numerosas actividades para que puedan comprender el problema, se den cuenta de los peligros que corren muchas y muchos jóvenes al aceptar propuestas de personas desconocidas, y reflexionen sobre una realidad de la que seguramente habrán oído hablar en la televisión o habrán leído algo en la prensa, pero en la que posiblemente no han profundizado.
En general, la extensión del uso de drogas en la población de 15-64 años es bastante mayor en los hombres que en las mujeres, especialmente en el caso de las drogas de comercio ilegal.
Sin embargo, el estudio “El consumo de alcohol y otras drogas entre las mujeres” (2007) del Instituto de la Mujer, indica que las mujeres son más consumidoras que los hombres de tranquilizantes e hipnóticos.
Asimismo constata que el consumo de drogas suele interrumpir la etapa de preparación para el mercado laboral y que las mujeres drogodependientes suelen presentar una menor cualificación profesional y experiencia laboral.
Sus resultados también han puesto de manifiesto que uno de los efectos de la violencia de género sobre las mujeres, es el recurso al consumo de algunas sustancias (tranquilizantes, somníferos, alcohol…). Por tanto, la violencia de género es un factor de riesgo de cara al consumo de drogas. Por otro lado, el consumo de drogas ilegales, coloca a las mujeres en una situación de riesgo de cara a la prostitución.
Según los datos del Padrón Municipal de 2005, en España viven más de siete millones de personas mayores de 65 años, de las que un 57,8% son mujeres.
La brecha de género se perpetúa hasta el final de la vida: las situaciones de discriminación vividas por estas mujeres durante su juventud se multiplican cuando llegan a la vejez. Las mujeres mayores viven solas con más frecuencia que los hombres, tienen ingresos más bajos, sufren, en mayor medida, enfermedades y trastornos crónicos y tienen peor percepción subjetiva de su salud y calidad de vida.
La Ley de Dependencia se orienta a reparar la falta de equidad que sufren las mujeres ante los sistemas públicos de protección social. Esto afecta, especialmente, a las mujeres mayores, pues, siendo un colectivo que contribuye en mayor medida al bienestar a la sociedad, son las que menos se benefician de las prestaciones del sistema.
Los cambios sociales, los nuevos modelos de familia, los divorcios y separaciones, han dado lugar a un notable incremento de mujeres responsables, en exclusiva, de núcleos familiares, que han de asumir el mantenimiento y la educación de sus hijas e hijos, así como el cuidado de personas mayores, enfermas o con discapacidad, colocándolas a ellas mismas y a sus familias en situación de desventaja laboral, económica, social y emocional. En el 86% de las familias monoparentales, la persona de referencia es una mujer.
Las mujeres responsables de núcleos familiares suelen ubicarse en segmentos de empleo caracterizados por salarios bajos, con escasas posibilidades de promoción y gran inestabilidad laboral, o bien, suelen encontrarse en desempleo, ya que a estas variables se unen las dificultades de poder compatibilizar el cuidado de las y los menores y las responsabilidades domésticas con la vida laboral. Estas dos circunstancias unidas, empleo precario y monoparentalidad, colocan, claramente, a las mujeres en la zona de riesgo de exclusión.
En resumen, las familias monomarentales presentan mayor riesgo de exclusión social que la mayoría del resto de tipo de hogares. En su caso este riesgo afecta, no solamente a las propias mujeres, sino a todas las personas del núcleo familiar que se encuentran bajo su responsabilidad.