Estigma del peso y cánones de belleza normativos
6/08/2024 - El Instituto de las Mujeres ha publicado el estudio “Mujeres jóvenes y trastornos de conducta alimentaria. Impacto de los roles y estereotipos de género”, una investigación que analiza la influencia que tienen los roles y estereotipos de género en mujeres jóvenes que padecen o han padecido trastornos de conducta alimentarios (TCA).
El estudio, realizado por la psicóloga y profesora universitaria María Calado Otero, tiene como objetivo exponer cuáles son los factores de protección y de riesgo ante los trastornos alimentarios y analizar cuál es la autopercepción que las jóvenes tienen de sus cuerpos. Asimismo, la autora trata de visibilizar las experiencias de discriminación y violencias corporales que padecen y despertar autoconciencia ante las situaciones de desventaja vinculadas a la imagen corporal de las mujeres.
Principales conclusiones
La investigación publicada por el Instituto de las Mujeres consta de una metodología dividida en tres fases: grupos de discusión con profesionales y/o activistas, grupos de discusión con mujeres que padecen o han padecido trastornos alimentarios y una encuesta en línea respondida por más de 660 mujeres de entre 18 y 30 años que padecen o han padecido un TCA. Las diferentes técnicas académicas utilizadas han permitido poner de manifiesto cómo diariamente las mujeres reciben comentarios que descalifican sus cuerpos, multiplicando su insatisfacción corporal y baja autoestima y convirtiendo los trastornos alimentarios en un “desorden cultural”.
Calado Otero hace hincapié en el estigma del peso en los cuerpos no normativos y las situaciones de presión por parte del entorno cercano y de violencia institucional vividas en la atención médica. Según los testimonios de las mujeres que padecen o han padecido un trastorno alimentario con cuerpos no normativos, estas evitan ir al médico por miedo a ser humilladas por su peso, se someten a interminables ciclos de dietas y su salud mental se ve afectada porque viven distintas situaciones en las que se sienten señaladas, estigmatizadas, infravaloradas, humilladas y discriminadas. En relación a ello, la investigación expone cómo el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual se usa como indicador de cuerpos normativos, fue diseñado hace 200 años con fines estadísticos y en él no se tienen en cuenta variables como la masa muscular o la densidad ósea, por lo que critica su utilización como un índice de salud individual o general.
Igualmente, en el estudio también se aborda el papel que juegan los agentes de socialización (medios de comunicación, redes sociales e industria audiovisual). Según las conclusiones, estos sectores reproducen estereotípicamente cuerpos no saludables y los convierten en normativos, estigmatizan aquellos que no se adaptan a los cánones y distorsionan la diversidad corporal humana asociando delgadez con belleza y éxito.
Sobre cómo superar de una forma consciente su enfermedad, las mujeres participantes en el estudio señalan, junto al tratamiento de salud mental recibido, dos maneras específicas: profundizar más en el trastorno alimentario a través de su profesión (nutricionistas, psicólogas o artistas) y el activismo antigordofobia. “En sus discursos, se observa que llevan a cabo menos comparaciones sociales y que tienen un pensamiento crítico elaborado sobre las presiones socioculturales que reciben las mujeres”, señala Calado en la investigación.
Necesidad de transformaciones sociales
El inicio a edades cada vez más tempranas de desórdenes alimentarios y su relación con enfermedades mentales en la edad adulta como la ansiedad, la depresión o los comportamientos autolesivos preocupa desde hace años a quienes trabajan en el ámbito sanitario, especialmente por la falta de aceptación y conciencia de la enfermedad. De hecho, en la actual investigación Calado Otero profundiza en el pensamiento que ya exponía en Librarse de las apariencias. Género e imagen corporal (2011) y en Alteraciones de la imagen corporal, la alimentación y el peso. ¿Son los medios de comunicación tan influyentes? (2014) para incidir en la necesidad de poner en marcha trasformaciones sociales que den paso a una sociedad que promueva una imagen corporal positiva, basada en el bienestar social, físico y emocional.
Preguntadas por ello, el 87,6% de las encuestadas considera necesaria la representación de las mujeres con diversidad corporal, más del 82% subraya la importancia de no hablar del cuerpo ni del aspecto físico de las mujeres y la necesidad de desvincular la salud del peso y el 90,7% propone no asociar el éxito de una mujer con su peso corporal o su apariencia física.
Entre las acciones a desarrollar, se incide en la necesidad de cambiar los roles y estereotipos de género que continúan presentes en la cultura patriarcal y llevar a cabo campañas de sensibilización y concienciación contra las discriminaciones vinculadas a la imagen corporal y la cosificación del cuerpo de las mujeres. Según las recomendaciones finales, estas acciones deben ir dirigidas a jóvenes, familias, comunidad médica y educativa, así como a industrias y sectores como el audiovisual, la comunicación, la moda, la alimentación, la farmacéutica, etc.
Para acceder al estudio completo, visitar la página web del Instituto de las Mujeres a través del siguiente enlace: https://www.inmujeres.gob.es/areasTematicas/AreaEstudiosInvestigacion/docs/Estudios/TrastornosConductaAlimentaria.pdf
Para acceder al resumen ejecutivo del estudio, visita el siguiente enlace .